La homosexualidad se considera un delito en 80 países del mundo y es perseguida en gran parte del continente africano. Uganda, un país profundamente cristiano, ha decidido condenar a cadena perpetua a los homosexuales.
En 2009 un grupo de parlamentarios presentó un proyecto de ley que incluía la ejecución de aquellos que mantuvieran relaciones sexuales con personas de su mismo sexo. Finalmente la presión de los Gobiernos occidentales evitó que saliera adelante pero este mes de diciembre se ha puesto fin a su bloqueo.
El día 20 la prensa local ugandesa informaba que el Parlamento había aprobado un nuevo proyecto de ley, que incluía la cadena perpetua para quienes realicen actos de homosexualidad “con agravantes”. Estos supuestos incluyen violaciones y relaciones con menores o discapacitados. Con la revisión del borrador de 2009 se elimina la pena capital pero se rechaza la reducción de la condena a 14 años de cárcel. En la misma línea el 19 de diciembre se aprobó una norma que prohíbe vestir minifaldas y prendas similares.
La Unión Europea no ha tardado en denunciar esta ley. El 24 de diciembre se sumó Washington a la protesta, fiel aliado militar del país africano, mostrando su preocupación. “Como americanos, pensamos que los pueblos de este mundo se merecen libertad e igualdad, y que nadie debería ser atacado o discriminado por ser quien es o amar a quien ama”, afirmó Jennifer Psaki, la portavoz del departamento de Estado. Ya en agosto de 2012, durante su visita a Kampala, la antigua secretaria de Estado Hillary Clinton denunció el Código Penal ugandés. Desde 2009 los diplomáticos estadounidenses han hecho lo posible por que el presidente Yoweri Museveni cambiara de opinión. Incluso ha intervenido en vano la Iglesia Católica. Museveni, que lleva en el cargo desde 1986, siempre ha pedido que no se le presione en lo relativo al tema, insistiendo en que en África la homosexualidad se considera una enfermedad.
La homofobia en el país ha conducido a palizas, persecuciones y otros actos violentos como las violaciones correctivas a lesbianas. Esta práctica consiste en que un grupo de hombres abuse repetidamente de una mujer para cambiar su orientación sexual, contagiándolas en numerosas ocasiones el sida. Existen asociaciones como Fem Aliance Uganda, que lucha contra el VIH y por los derechos de los homosexuales.
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