Un ministro del gobierno centroafricano en funciones ha sido secuestrado delante de su familia este fin de semana después de la liberación, el viernes 23 de enero, de una voluntaria francesa y otra irakiana.
Los secuestros se han convertido en el pan de cada día en la República Centroafricana, país que se encuentra en plena crisis política desde que estalló un golpe de estado en 2013. La última víctima ha sido Armel Ningatoloum Sayo, ministro de juventud y deportes en funciones bajo el gobierno de Catherine Samba-Panza.
Los hechos sucedieron el domingo alrededor de las nueve de la mañana en uno de los barrios nortes de Bangui, la capital. El ministro volvía de la iglesia junto a su esposa y una tercera persona cuando, al parecer, un taxi sin matrícula golpeó el coche en el que viajaba la pareja y obligó al ministro Sayo a subir con ellos. El secuestro todavía no ha sido reivindicado por ningún grupo, aunque podría ser que lo hicieran durante las próximas horas.
Un país dividido entre cristianos y musulmanes
El conflicto en Centroáfrica se hizo plausible en marzo de 2013 cuando las milicias musulmanas Seleka protagonizaron un golpe de estado que sembró el caos en la capital y acabó con la huida del por entonces presidente François Bozizé y la toma de posesión provisional de Michel Djotodia, líder de Seleka.
A la espera de unas elecciones que nunca llegaron, en el mes de diciembre las milicias anti-balaka, formados por cristianos y animistas, contraatacaron iniciando una guerra civil que terminaría con la intervención internacional y la instauración de un nuevo gobierno provisional.
Las tensiones continuaron hasta julio de 2014 cuando las dos facciones decidieron firmar una tregua definitiva que venía acompañada de una amnistía general.
Una tregua entre comillas
Medio año después del anuncio de la tregua, parece que el conflicto está lejos de formar parte de la historia. Los secuestros de expatriados se han convertido en algo cotidiano, pues dan la oportunidad a las milicias de reivindicar su causa a través del seguimiento internacional de estas noticias.
Por su parte, Francia ya ha anunciado el repliegue de sus tropas no tan solo en Centroáfrica, sino también en la cercana Mali, para dejar paso a las Fuerzas Armadas de las Naciones Unidas, los cascos azules.
Otros secuestros
Hace tan solo una semana nos llegaba la noticia del secuestro de Thérèse “Claudia” Priest una cooperante de origen francés que fue abducida junto con un cura centroafricano mientras hacia una estancia de dos semanas en Bangui a través de una ONG médica. En este caso, el acto fue reivindicado por milicianos cristianos anti-balaka que pedían la liberación de uno de sus miembros, el general Andilo, que se encuentra detenido por las fuerzas armadas de la ONU. La situación fue resuelta rápidamente con la intervención del gobierno francés y, en el plazo de una semana, los dos secuestrados fueron liberados junto con otra cooperante irakiana y todos se encuentran en sus respectivos países de origen.
Es increible que nadie pueda hacer nada para acabar con estas luchas sin sentido.