Cientos de mujeres se manifestaron el pasado 22 de enero en Nairobi en contra de la escasa presencia femenina en el Parlamento keniano –que incumple el mínimo establecido por la Constitución–, una protesta que se suma a las reivindicaciones en favor de la igualdad de género en el continente africano.

Muchas mujeres africanas siguen relegadas a trabajos precarios con escasas oportunidades de promoción. Fuente: UN Women
La Constitución de Kenia de 2010 establece que las mujeres ocupen al menos un tercio de los asientos parlamentarios. Sin embargo, “esto no se cumple”, afirma el director de la Fundación Sur, Lázaro Bustince. “Esperemos que las mujeres de Kenia hagan ahora una buena demostración de que cuando las personas oprimidas se organizan y se levantan para reclamar sus derechos, los consiguen”, ha dicho Bustince en unas declaraciones a RNE.
El territorio africano atesora una diversidad inmensa pero casi todos los países tienen como factor común la desigualdad de género que aun impera en sus sociedades. Esta realidad persiste a pesar de que la brecha de género ancla la pobreza, afectando negativamente tanto a las mujeres como a los hombres, según sostiene el Informe sobre Desarrollo Humano en África 2016 (elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD). Este documento expone que una mayor igualdad contribuiría a un desarrollo humano y económico considerable que beneficiaría a toda la sociedad ya que, entre otras cuestiones, la desigualdad en el mercado laboral repercute en un menoscabo de la aportación al Producto Interior Bruto (PIB): en África Subsahariana ocasiona pérdidas económicas anuales de un promedio de 95.000 millones de dólares equivalentes al 6% del PIB, según estima el estudio.
Una mayor igualdad contribuiría a un desarrollo humano y económico considerable que beneficiaría a toda la sociedad
La Unión Africana ha declarado el periodo 2010-2020 como el Decenio de la Mujer Africana entre otras iniciativas que, no obstante, chocan con las normas sociales y culturales que apuntalan aun hoy tradiciones y usos que relegan a la mayoría de las mujeres a empleos precarios a menudo enmarcados en la economía informal. El sustento de las familias, la provisión de alimentos y el cuidado de jóvenes y ancianos llevan aparejados salarios bajos y pocas oportunidades de promoción, subraya la agencia ONU Mujeres.
A pesar de la discriminación que sufren, las mujeres son el motor del progreso en África y un aporte fundamental a la paz del continente. En 2004 la ecologista keniana Wangari Maathai recibió el premio Nobel de la Paz y en 2011 fueron la presidenta de Liberia Ellen Johnson Sirleaf y la activista Leymah Gbowee quienes lo obtuvieron.
“Prestar más atención a la igualdad de género será un importante estímulo para fomentar un desarrollo más sostenible para todo el continente”, asevera Helen Clark, encargada del PNUD. “Y si se zanjan las brechas de género en los mercados de trabajo, la educación, la salud y otros ámbitos, la erradicación de la pobreza y del hambre podrán acelerarse”, aseguró Clark en la presentación del informe, a la que asistió el Presidente de Kenya, Uhuru Kenyatta.
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— Helen Clark (@HelenClarkNZ) 29 de agosto de 2016
El empoderamiento de las mujeres en África. Fuente: UNDP
“Si se zanjan las brechas de género en los mercados de trabajo, la educación o la salud, la erradicación de la pobreza podrá acelerarse”, asegura Helen Clark
La participación de la mujer en la política es esencial para generar un diálogo inclusivo que garantice la igualdad de oportunidades. “Ya en países como Tanzania, las mujeres han conseguido grandes pasos para ser titulares de tierras, un derecho que les negaba la tradición”, señalaba también Bustince. La representación parlamentaria de las mujeres es cada vez mayor -y es destacada en algunos países como Rwanda- pero su reducida presencia en los cargos superiores impide que desarrollen todo su potencial para configurar la agenda política y normativa. En este contexto, la reivindicación de manifestantes como quienes salieron a la calle en Nairobi el pasado mes se hace fundamental para lograr un cambio efectivo en el futuro del territorio africano.