Grecia, uno de los estados europeos donde la crisis económica ha dejado una huella más profunda, asumió el pasado 8 de enero la presidencia semestral de la Unión Europea, rodeada por un fuerte dispositivo de seguridad en su capital, Atenas, y por las dudas sobre su estabilidad política y financiera.
Mientras el líder del opositor partido izquierdista Syriza boicoteaba la toma de posesión de Grecia al frente de la UE, otras agrupaciones llamaban a rebelarse contra la suspensión del derecho de manifestación decretada para algunas zonas de Atenas durante el acto.
Más de 2.000 policías se desplegaron en la capital para evitar incidentes, en un país cuyos ciudadanos se han convertido en la imagen de las protestas contra las medidas de austeridad en el sur de Europa.
El crecimiento económico, el empleo juvenil, la unión bancaria y la estrategia marítima común son los ejes sobre los que se asienta el proyecto griego de cara a su presidencia semestral.
Asediada por una deuda pública equivalente al 175% de su PIB, Grecia asumía su mandato al frente de la Unión Europea sólo un día antes de que los delegados de la troika emitiesen su veredicto sobre las políticas de ajuste en el país.
El país heleno busca asentar su liderazgo en Europa mientras sus acreedores observan con lupa todas sus decisiones internas, y la amenaza de un tercer rescate financiero se perfila en el horizonte de los próximos seis meses.
La necesidad de una nueva inyección económica se decidirá en función de los datos que arrojen en abril los informes de Eurostat, que harán públicas las cuentas revisadas de todos los estados miembros de la Unión.
Mediterránea, balcánica y oriental
Los problemas económicos de Grecia son comunes a los de otros vecinos mediterráneos, como España o Italia, cuyas relaciones y cooperación mutua son prioritarias para el gobierno heleno.
Estos países son además los más afectados por una de las dinámicas que marcarán la agenda europea para 2014: la inmigración.
Tras el dramático naufragio que costó la vida a casi 400 inmigrantes frente a las costas de la isla italiana de Lampedusa, el pasado mes de octubre, y que motivó la preocupación internacional, 2014 aparece como la fecha para tomar una verdadera resolución conjunta de los países de la UE sobre su política migratoria.
Pero Grecia limita además con los llamados países balcánicos, algunos de los cuales podrían retomar el camino hacia la integración en la Unión Europea que ya iniciaron con la anterior presidencia helena de la UE en 2003.
En este mismo proceso se encuentran otros Estados de la Europa oriental, como Moldavia, y muy especialmente Ucrania, cuyas perspectivas de asociación con la UE han despertado el recelo de Rusia y se han convertido en un asunto pendiente para la presidencia de turno en 2014.
Así, en este semestre, Grecia tiene por delante el reto de lidiar con una red de relaciones europeas que se irá volviendo más amplia y compleja, al tiempo que brega con graves problemas económicos a nivel interno, y lucha contra la desconfianza de sus acreedores dentro y fuera de la Unión.