El ministro francés de Defensa, Jean-Yves Le Drian, informó que su país disminuirá las tropas militares en Mali a mil soldados mientras que se encargará de entrenar a dispositivos militares formado por gente de la región para hacer frente a los grupos fundamentalistas del norte del país.
Según el ministro Le Drian, aunque el conflicto en Mali todavía no ha terminado, para que el país se recupere el gobierno francés debe disminuir su presencia militar y “reconstruir” la región “entrenando” a las fuerzas armadas del país.
Mientras las tropas francesas disminuyeron efectivos, la misión de la ONU en Mali y las propias tropas militares francesas, conocidos como la Fuerza Serval, incautaron 5,7 toneladas de explosivos hace menos de una semana entre los que había granadas y nitratos de armonio. Tal y como explicó la Secretaria General de la ONU, Martin Nesirky, los explosivos encontrados son el “segundo mayor hallazgo” de explosivos encontrado desde que llegó la Misión de Naciones Unidas al país.
Aunque el conflicto ha perdido relevancia informativa y militar a lo largo del tiempo, el pasado 10 de diciembre las tropas francesas mataban a diecinueve supuestos fundamentalistas en una operación militar.
Los batallones franceses llegaron a Mali hace un año, el 11 de enero de 2013, pero el conflicto en Mali se remonta a enero de 2012 cuando los tuaregs, los habitantes históricos del Sahara que han controlado durante siglos las rutas carabineras, conquistaron las ciudades del norte de Mali sin apenas confrontación del gobierno. En ese momento, el MNLA, grupo que representa a los tuaregs en el norte de Mali y reivindica un mejor trato para esta etnia, afianza su poder y se alía con los grupos fundamentalistas religiosos AQMI, Ansar Dine y Mujao, que llevan décadas habitando el Sahel y se financian mediante secuestros y mercados ilícitos en la región. En apenas unos días los tuaregs se separan de los grupos extremistas mientras que AQIM, Mujao y Ansar Dine toman el poder e imponen su ley llevando a cabo prácticas represivas como demolición de tumbas, flagelaciones públicas, amputaciones o lapidaciones.
Ante esta situación de descontrol, el Consejo de Seguridad adopta dos resoluciones en las que se formula el despliegue de una fuerza militar africana que apoye el ejército maliense (ECOWAS). Sin embargo, los fundamentalistas del norte siguen controlando el norte de Malí y el presidente del país, Dioncuonda Traore, pide la intervención francesa en el conflicto.
Dos días después las tropas francesas acuden al territorio y la Unión Europea acuerda una misión de entrenamiento para las fuerzas militares de Mali. En pocos meses, debido a la superioridad de las tropas francesas y malienses, se recupera el norte de Mali lo que provoca que los grupos extremistas religiosos se refugien en las montañas de Adrar des Ifoghas.
Los fundamentalistas religiosos, expertos del desierto que llevan décadas viviendo en la región del Sahel, huyen a las montañas del norte y aunque cuentan con menos medios que las tropas francesas y malienses conocen el terreno de fronteras porosas y sequías devastadoras y cuentan con esa ventaja. Desde ese momento, el difícil acceso a esa zona se ha convertido en el perfecto aliado para los fundamentalistas religiosos que se esconden de las tropas militares franceses, africanas y malienses. El objetivo principal de la guerra ya no es recuperar el territorio, sino combatir a los grupos extremistas escondidos en las montañas y proteger Mali de ataques inesperados y sorpresivos.