La Comisión Europa ha cofinanciado un estudio a cargo de la ONG ambientalista CEE Bankwatch Network cuyas conclusiones cuestionan el sistema de gasoductos Corredor de Gas del Sur debido a su alto impacto climático, un proyecto apoyado por Bruselas que pretende unir Azerbaiyán e Italia para reducir la dependencia de gas ruso.
Para este sistema interconectado de gasoductos de 35.000 kilómetros se prevé una inversión de 45.000 millones de dólares (más de 36.000 millones de euros) con apoyo de instituciones financieras públicas como el Banco Europeo de Inversiones (BEI) y el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD), según el informe.
El estudio asegura que “hasta la fecha, no se ha realizado una evaluación completa del impacto climático” de la infraestructura por parte de “ninguna de las instituciones que lo promueven y financian, incluyendo a la Comisión Europea y el Banco Europeo de Inversiones”.
Esta falta de evaluación y previsión podría acarrear “graves consecuencias” para el medio ambiente debido al volumen de gas natural que se está manejando.
[New study] EU flagship energy project could end up no better than #coal https://t.co/8Qvh6Pmzen More reasons why the @EIB shouldn’t pony up billions for the Southern Gas Corridor #NoTAP #GasLeaksMethane pic.twitter.com/dlhzMADEEg
— Bankwatch (@ceebankwatch) 30 de enero de 2018
Según los cálculos de la Agencia Internacional de la Energía, el umbral de fugas de gas natural supera a las del carbón, lo que en vez de mejorar la situación, debido al abandono de combustibles fósiles, empeoraría el cambio climático.
“Los umbrales del carbón deben considerarse como un límite inadmisible para las fugas de metano producidas a lo largo de la cadena de suministro de gas”, según Josep Nualart Corpas, investigador del Observatori del Deute en la Globalització.
La idea de Bruselas es poder transportar a partir de 2020 entre 10 y 31 bcm (miles de millones de metros cúbicos) de gas procedente del Mar Caspio a pesar de la huella climática que podría producir este hecho.
La paradoja estriba en que este informe ha estado a cargo de investigadores del Observatori del Deute en la Globalització (ODG) y de la Universitat Politècnica de Catalunya gracias a la iniciativa de Bankwatch Network, que tiene entre sus principales donantes a las direcciones generales de Desarrollo y Medio Ambiente de la Comisión Europea, defensora entusiasta de este proyecto gasista.