Una de cada cuatro mujeres menores de edad se convierte en madre en los países en vías de desarrollo, lo que supone que alrededor de 21 millones de adolescentes de entre 15 y 19 años se quedan embarazadas sin planificarlo cada año, según reveló un estudio del Fondo de Población de las Naciones Unidas.
El informe expone que, a pesar de que estas cifras experimenten una tendencia a la baja –se ha reducido de 65 a 47 casos por cada 1.000 mujeres adolescentes en 25 años-, el crecimiento demográfico, especialmente en África, elevará el número de cara a 2030.
Es precisamente en este continente donde más casos se han registrado en los últimos años La zona de África subsahariana es la que más casos acumuló desde 2015: 200 embarazos por cada 1.000 mujeres, mientras que en África occidental el índice se eleva a 115 nacimientos.
Son los países de Níger, Chad, Angola, Mali y República Centroafricana los que encabezan la lista, según el estudio de Unicef.
Por su parte, se registraron en este período 65 casos por cada millar de adolescentes en América Latina y el Caribe, 45 en el sur de Asia y siete nacimientos en en los territorios orientales del continente.
En esta línea, el documento explica que las razones por las que en estas regiones abundan más los embarazos entre las menores de edad son la pobreza, la falta de educación y de trabajo, factores que están lejos de eliminarse, así como el nulo acceso a productos anticonceptivos.
Más de 200 millones de mujeres en países subdesarrollados viven sin acceso a planificación familiar, un hecho que tiene como consecuencia que 89 millones se queden embarazadas sin haberlo planificado y que se produzcan 48 millones de abortos al año, acorde a otro informe de la organización humanitaria.
Tanto el parto como las operaciones de aborto mal ejecutadas tienen consecuencias muy graves para la salud de las madres, llegando a posicionarse la primera situación como la principal causa de muerte para chicas comprendidas en un rango de edad de entre 15 y 18 años.
Asimismo, la agencia de las Naciones Unidas que trabaja por mejorar la salud reproductiva de las jóvenes hace hincapié en el cambio drástico que supone tener un hijo para la mayoría: abandono de los estudios e imposibilidad para encontrar un trabajo que congenie con el cuidado del infante.